María celia Zárate Insúa

Embrión de libro



Gira en vano...Da vueltas inútilmente

domingo, 15 de febrero de 2009

Mitología del Primer Mundo



ó
¿Qué hacer si no nos pueden ayudar Zeus y sus amigos?



Amanecía en la mitad del Atlántico cuando el cassette que escuchaba el sol en su walkman empezó a patinar. El sol se quito los auriculares de amianto, reviso el aparatito y descubrió que las baterías estaban agotadas. Incapaz de trasformar el calor en electricidad, bajo al mundo por un par de pilas nuevas, pero como había poca luz no se dio cuenta que acuatizaba y psh! se apago como una insignificante chispa que salta al agua desde las llamas de una hoguera.
Solo una base secreta norteamericana vio lo tonto que fue el sol esa mañana, era domingo, estaban todos durmiendo y además muy poca gente vive en el medio del Atlántico.
Los norteamericanos se organizaron rápidamente para que el mundo no se enterara y de paso sacar alguna ventaja, lo importante era el tema de la ventaja independientemente de sí el mundo se enteraba o no.
Tenían urgencia por ser los primeros en solucionar esto en el mundo, no tanto por el continente americano, al sur del ecuador no se avivarían ni con una semana de oscuridad completa y al norte lo solucionarían con una campaña publicitaria, y para que se enteraran en Europa faltaba todavía un día. El problema era Japón, porque ni bien lo supiesen no solo pondrían un sol, pondrían dos más chicos pero con mayor potencia que el de ellos, arruinando la posibilidad de tener el poder del sol, lo cual deseaban desde siempre.
Lo primero que hicieron fue dar aviso a la casa blanca, desde allí el presidente convocó a Superman, Batman, el Capitán América y por supuesto no se olvido de la Mujer Maravilla para que lo superayudaran. El plan era poner un sol sustituto, claro esta que controlado y administrado por ellos, y también debían distraer con al algo a los japoneses.
-¿Con que? Se preguntaban todos cuando las miradas se posaron en la Mujer Maravilla.
-¡NO!- Grito - ¡Por favor yo no!
Pero ya estaba decidido, la disfrazaron de geisha y la mandaron Japón con la misión de entretenerlos hasta que el sol estuviese puesto en su sitio.
Mientras tanto los ingenieros de la N.A.S.A. (Norteamérica sociedad anónima) luchaban contrarreloj para diseñar el sol sustituto, pensaron en una celda fotoeléctrica gigantesca que concentrara la luz de las estrellas pero para llevarla no había cohete listo. A media tarde un agente atiende el teléfono dorado de la Mujer Maravilla... No da más... El presidente decide la solución: Ordena a Superman que lleve el escudo del Capitán lejos del cielo y a Batman que lo ilumine con la Batilinterna para que refleje la luz a la tierra y nadie notaria la diferencia.
Nadie noto la diferencia, ya hace años que nos bronceamos con el sol norteamericano, es cierto que Batman tiene el brazo acalambrado y Superman quiere ir al baño, pero es su deber después de todo.
La Mujer Maravilla, ah! Esa no volvió mas, se dedico a regentear en Kyoto la casa de té que abrió con las propinas de esa tarde.


María Celia Zárate Insúa ©

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