María celia Zárate Insúa

Embrión de libro



Gira en vano...Da vueltas inútilmente

sábado, 12 de junio de 2010

La nena mala



Había una vez, en una ciudad lejana, una escuela con un hermoso patio con juegos y hamacas.
Era una escuela mixta, había mujeres y varones en todos los grados.
Pero en uno de los grados intermedios, ni el mas grande ni el mas chico estaba la nena malvada.
La nena mala era la que siempre hacía maldades a sus compañeritos y maestras.
Era muy mala, malisima, siempre estaba pensando en cosas feas para hacer en la escuela. Maldades de todo tipo que hasta eran capaces de perjudicar la salud de alumnos y maestros.
A pesar de todo era bastante linda por eso nadie nunca sospechaba de ella cuando pasaban cosas raras en el colegio, porque tenia cara de ángel.
Sí, era un ángel con bucles rubios malvado cuyo nombre era Mala.

Un día encontró en su casa una lata de cerveza de otro país que había traído su mamá de un viaje. Y como era tan mala se le ocurrió ponerle azúcar y llevarla al colegio. Como estaba escrito “cerveza” en otro idioma no advertirían cual era el verdadero contenido de ese envase.
Se la dio a probar a sus amiguitos pero les dijo que era una gaseosa importada que nadie conocía.
Todos los chicos del grado tomaron de la lata que les dio la nena Mala. -Mmm ¡Que rica! ¡Es dulce y amarga al mismo tiempo! Decían al probarla.
Cuando salieron al recreo, como era de esperar, estaban todos borrachos, caminaban mareados, se reían como tontos, les patinaba la lengua al hablar y se caían de la hamaca.
La señorita se asusto mucho al ver a todos los chicos así en el patio. Les pregunto que les pasaba y contestaron con voz de borrachos: “Nada seño, solo tomamos la gaseosa que nos dio la nena Mala”.
La señorita se acerco a la nena mala y le pidió un poco de esa bebida. La nena se puso contenta y se la dio.
Al ratito la señorita estaba borracha tanto como los alumnos. Caminaba torcido por el salón, decía todo mal.
Por ejemplo les dijo que ocho por tres da cien, que San Martín era australiano y criaba canguros, y los chicos se reían.
Al escuchar las risas vino la directora para ver que pasaba, y se encontró a la maestra acostada en el piso con las piernas arriba del escritorio y se le podía ver la bombacha, mientras los chicos corrían y usaban el globo terráqueo de pelota de fútbol.
Le pregunto que había pasado y le dijo con voz de borracha: “Nada, solo tome la gaseosa que me dio la nena mala”.
La directora le pidió esa gaseosa y tomo también un poco.
Al rato, la directora estaba en la sala de música tocando el piano y cantando toda borracha. Parecía una cantante de tangos y de rock al mismo tiempo.
Cuando toco el timbre de salida nadie salía del colegio, los padres que estaban esperando en la puerta se preocuparon mucho y entraron. Adentro vieron tal caos que cada uno agarro a su pequeño borracho y se lo llevo a su casa a ponerlo en penitencia. Todos menos la nena mala que estaba hecha una reina porque no había tomado la cerveza con azúcar y no se emborracho, aunque tenía la culpa de todo el desorden.
Por suerte al día siguiente nadie se acordaba de nada.


MMIII